Los zapatos pegajosos, dificultan mi andar. Lo pruebo; una especie de melaza dulce, similar al caramelo. Logro cruzar ese charco y lentamente se empieza a endurecer. Trato de romperla y ver qué hay debajo. Lanas entrecruzadas de todos colores. Una extrensa bufanda sin terminar.
Esferas, flores y dibujos estampados en ella. Música, tangos tocados con mandolina que se escapan por los agujeros que dejan los puntos perdidos.
La recorro; barcos navegantes, escapando de una Turquía debastada, de la pobreza marroquí, ansiando las oportunidades americanas. Encuentros y fusiones en Argentina. De fondo se logra oir "La vida dó por el Raki", extendiendo sus melodías infinitamente. Grandes cenas con la familia reunida. Couscus, knishes y mostachudos desparramados.
Sigo caminando y algunas tradiciones se van esfumando y generando nuevas, pero la lana roja siempre perdura, "la sangre no es agua" solían decir. Ahora, alcanzo a ver unas manos que continuan tejiendo.
Emilia Saidón
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