Manchando la fatalidad por el honor
Antes de la lectura: Busque el argumento de varias novelas que estaban en la lista y elegí
ésta porque decía que era una aproximación a la novela policíaca (género que
personalmente me gusta mucho). Por lo tanto, tengo altas expectativas que
espero puedan cumplirse.
Durante la lectura:
*18 de noviembre: Todos sabían que iba a morir
y nadie hacia nada para evitarlo, algunos ya lo daban por muerto a Santiago
Nasar. Actuaban como si no pudiesen evitar el asesinato, como si fuese el
destino de Santiago Nasar. Si es algo que está “escrito”, algo que no se puede
cambiar, igual me gustaría que alguien hiciera algo. Me molesta y desespera que
los personajes no hagan nada porque es algo del destino. La primera parte
termina así:
Apresuró el paso,
con la determinación de que era capaz cuando estaba una vida de por medio,
hasta que alguien que corría en sentido contrario se compadeció de su desvarío.
-No se moleste, Luisa Santiaga -le gritó al pasar-. Ya lo
mataron.
*19 de
noviembre: estoy confundida, la razón por la cual creía que lo habían asesinado
no era esa. Me intriga saber la causa de éste homicidio. Los gemelos Vicario
decían que eran temas de honor.
*20 de noviembre: otra vez vuelvo a ésta cosa
de que los personajes no podían evitar, aunque quisieran, la muerte de
Santiago; como si estuviese escrito. Siempre vuelve a lo inevitable, a la
fatalidad.
*21 de noviembre: Me aburrí un poco leyendo la
cuarta parte de la novela, no sumó mucho. Sentí que no narraron algo
importante. Me dieron ganas de saltear páginas y llegar a la última parte
para poder saber como va a terminar
todo. Es curioso que ya sabiendo cómo va a terminar la historia, me de intriga
el final, como si pudiese dar un vuelco total e inesperado cuando sé que no va
a ocurrir. Ya el titulo nos cuenta la historia.
*22 de noviembre: Terminé la novela, como dice
el titulo (“Crónica de una muerte anunciada”) ya sabía el final de la historia,
ya sabía desde el comienzo que alguien había muerto. Pero ¿Por qué a él?
Nadie,
ni siquiera un médico, había entrado en esa casa a las 6.45 de la mañana. Santiago
Nasar acababa de dejar a Cristo Bedoya en la tienda de Yamil Shaium, y había tanta
gente pendiente de él en la plaza, que no era comprensible que nadie lo viera entrar
en casa de su novia. El juez instructor buscó siquiera una persona que lo
hubiera visto, y lo hizo con tanta persistencia como yo, pero no fue posible
encontrarla. En el folio 382 del sumario escribió otra sentencia marginal con
tinta roja: La fatalidad nos hace
invisibles. El hecho es que Santiago Nasar entró por la puerta principal, a
la vista de todos, y sin hacer nada por no ser visto.
Después
de la lectura: No me sorprendió la novela pero
igualmente fue interesante y logró atraparme. Eso me parece llamativo, como el
autor pudo atraparme cuando todo el tiempo sabía el final. No sé si podría decir
que superó mis expectativas pero si las cumplió, me siento bien después de
haberla leído. No me arrepiento de haberla elegido porque valió la pena. La
recomiendo.
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