miércoles, 23 de noviembre de 2016

Diario de lectura "Crónica de una muerte anunciada" de Nazareth Leon Dieguez



Manchando la fatalidad por el honor 



Antes de la lectura: Busque el argumento de varias novelas que estaban en la lista y elegí ésta porque decía que era una aproximación a la novela policíaca (género que personalmente me gusta mucho). Por lo tanto, tengo altas expectativas que espero puedan cumplirse.

Durante la lectura:

*18 de noviembre: Todos sabían que iba a morir y nadie hacia nada para evitarlo, algunos ya lo daban por muerto a Santiago Nasar. Actuaban como si no pudiesen evitar el asesinato, como si fuese el destino de Santiago Nasar. Si es algo que está “escrito”, algo que no se puede cambiar, igual me gustaría que alguien hiciera algo. Me molesta y desespera que los personajes no hagan nada porque es algo del destino. La primera parte termina así:
 Apresuró el paso, con la determinación de que era capaz cuando estaba una vida de por medio, hasta que alguien que corría en sentido contrario se compadeció de su desvarío.
-No se moleste, Luisa Santiaga -le gritó al pasar-. Ya lo mataron. 

*19 de noviembre: estoy confundida, la razón por la cual creía que lo habían asesinado no era esa. Me intriga saber la causa de éste homicidio. Los gemelos Vicario decían que eran temas de honor.

*20 de noviembre: otra vez vuelvo a ésta cosa de que los personajes no podían evitar, aunque quisieran, la muerte de Santiago; como si estuviese escrito. Siempre vuelve a lo inevitable, a la fatalidad.

*21 de noviembre: Me aburrí un poco leyendo la cuarta parte de la novela, no sumó mucho. Sentí que no narraron algo importante. Me dieron ganas de saltear páginas y llegar a la última parte para  poder saber como va a terminar todo. Es curioso que ya sabiendo cómo va a terminar la historia, me de intriga el final, como si pudiese dar un vuelco total e inesperado cuando sé que no va a ocurrir. Ya el titulo nos cuenta la historia.

*22 de noviembre: Terminé la novela, como dice el titulo (“Crónica de una muerte anunciada”) ya sabía el final de la historia, ya sabía desde el comienzo que alguien había muerto. Pero ¿Por qué a él?

Nadie, ni siquiera un médico, había entrado en esa casa a las 6.45 de la mañana. Santiago Nasar acababa de dejar a Cristo Bedoya en la tienda de Yamil Shaium, y había tanta gente pendiente de él en la plaza, que no era comprensible que nadie lo viera entrar en casa de su novia. El juez instructor buscó siquiera una persona que lo hubiera visto, y lo hizo con tanta persistencia como yo, pero no fue posible encontrarla. En el folio 382 del sumario escribió otra sentencia marginal con tinta roja: La fatalidad nos hace invisibles. El hecho es que Santiago Nasar entró por la puerta principal, a la vista de todos, y sin hacer nada por no ser visto.


 Después de la lectura: No me sorprendió la novela pero igualmente fue interesante y logró atraparme. Eso me parece llamativo, como el autor pudo atraparme cuando todo el tiempo sabía el final. No sé si podría decir que superó mis expectativas pero si las cumplió, me siento bien después de haberla leído. No me arrepiento de haberla elegido porque valió la pena. La recomiendo.

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