martes, 29 de noviembre de 2016

Diario de lectura Valentina Antuñano


Pedro Paramo 

Elegí este libro porque me lo recomendaron. No le cargo ninguna expectativa en este caso (no creo que se merezca tremendo peso), siempre me ilusionó demasiado y pongo mucha expectativa en todo, por lo que me termino desilusionando continuamente, así que decidí entregarme plenamente a este libro desasiéndome de toda idea previa. Más vale que me guste, igualmente si es que no, algo, alguna cosa siempre se puede sacar, rescatar de todo lo que uno lea (vea, escuche, huela, etc.) ya sea disparador, aprendizaje, sensación, emoción, etc.



Momento lectura 1:

Ya en los primeros 4 renglones me agarro un fea sensación, porque habla de la muerte de una madre, la madre del hijo de Pedro Paramo, la cual le dijo a su hijo antes de morirse que no deje de visitar a su padre, y mi mama me dice bastante seguido que se va a morir algún día y que la aproveche (mi abuela se murió cuando mi vieja tenía 17, capaz es por eso, porque tiene miedo que pase lo mismo) y a mí me angustia que me lo diga, es horrible solo con pensarlo porque no es que me lo dice una sola vez (sumado a que me da mucho miedo la muerte), y también mi vieja siempre me dice que vaya a visitar a mi viejo que vive en pilar, cosa que no hago muy seguido.
El camino subía y bajaba: «Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja».”  Me gusta esa aclaración.
“Traigo los ojos con que ella miró estas cosas, porque me dio sus ojos para ver”. Me encantaría ver con los ojos de otra persona que no fuese yo, sería muy enriquecedor.
A medida que transcurría la historia me imaginaba Comala, lugar donde vive Pedro Paramo supuestamente, donde su hijo lo fue a buscar, me imaginaba un lugar en el medio de la nada con sierras y amplias llanuras, una mezcla entre Córdoba, Balcarce y el desierto, y medio película cowboy, me imaginaba parada ahí, como si estuviese en ese lugar, como si fuese invisible y pudiera ver todo lo que iba ocurriendo.
Cuando leí  “Una bandada de cuervos pasó cruzando el cielo vacío, haciendo cuar, cuar, cuar” sentí que se me volaba el pelo por el viento que levantaba los pájaros y los escuchaba.
“Mi madre siempre fue enemiga de retratarse. Decía que los retratos eran cosa de brujería.” Es una forma muy interesante de ver los retratos.



Momento 2:

El libro esta escrito de una manera fácil de leer, esta bueno invita a meterte en la historia más rápido.
“Y aunque no había niños jugando, ni palomas, ni tejados azules, sentí que el pueblo vivía. Y que si yo escuchaba solamente el silencio, era porque aún no estaba acostumbrado al silencio”      
Nos acostumbramos al ruido, tanto al ruido nuestro como el de los otros (es como cuando te das cuenta que esta prendida la radio después de dos horas que la mantuviste prendida y ni te diste cuenta que estaba prendida y que te molestaba), hablamos tanto sin estar diciendo nada realmente. El silencio nos pone incómodos, mejor llenarlo con lo que venga, cualquier cosa, pero llenarlo si o si, no?  Somos unos escapadores del silencio, nos aterra, se podría llegar a decir que es una de las cosas que nos da más miedo. Creemos muchas veces que es inútil, inservible en silencio, una pérdida de tiempo. Mientras que nos perdemos lo magnifico del silencio… cuanto nos falta de aprender sobre el silencio, la sabiduría del silencio en es esencial. Como nos estamos perdiendo de una gran camino de ida.


Momento 3:

“«Allá me oirás mejor. Estaré más cerca de ti. Encontrarás más cercana la voz de mis recuerdos que la de mi muerte, si es que alguna vez la muerte ha tenido alguna voz». Mi madre… la viva.”
Me empezó aburrir un poco, me gustaría cambiar de libro.
Ya se me hizo pesado. Ya no entiendo nada, me perdí, mi cabeza se va todo el tiempo no la puedo traer a lo que leo, ya leí como 30 veces seguidas la misma página pero sin leerla enserio. Estoy leyendo apurada solo para terminarlo y poder entregarlo, y no es muy agradable, no lo estoy disfrutando, no tiene mucho sentido, es un suplicio. Encima tengo que leerlo en la computadora, y odio leer en la computadora, me arden los ojos.  Me duermo, no paro de cabecear, se me cierran los ojos solos involuntariamente.
Bueno finalmente decidí cambiar de libro. Siempre tuve muchas ganas de leer “Las venas abiertas de América Latina”, y no me quiero quedar con las ganas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario