sábado, 16 de mayo de 2015

Cuento de Julián Vecchione - Birdmancer



                                                              Birdmancer

Descripción: C:\Users\Alumno\Desktop\th.htm
(Lo esto subiendo el 16  no el 15 que era la fecha pedida porque tuve un inconveniente con internet en mi casa, se me corto el wi-fi varias horas, desde ya pido disculpas)

Nuestra pasión más grande es sin duda la cetrería. Todos los días practicamos rutinas de entrenamiento de vuelo y por la tarde cazamos algo. Luego nos dirigimos al gran árbol, siempre rodeado de pájaros de todas clases. A simple vista se lo nota viejo, pero tiene un tamaño inmenso y emana una energía mágica y llena de vida, mi maestro todos los días se queda admirándolo un tiempo, yo también lo hago aunque no sé porque.
Se preguntaran ¿Cómo me encontré con mi maestro? Bueno el me cuida desde que siendo pichón me caí del nido, me enseño a volar y me dio su afecto. Él vive solo, mejor dicho sin otras personas en su pequeña cabaña de madera en el bosque. Ama la naturaleza y su amor es reciproco, tiene un trato con los animales que es impresionante y no hay planta de su huerta que no crezca radiantemente.

 En fin, cae la noche y me mete dentro de la caseta, me apoyo en el poste, para ponerme un poco más cómodo las noches son oscuras y no puedo moverme ya que me ata, sufro esta noche como cada una y mi único consuelo es verlo por la ventana que da a su habitación durmiendo en su cama, ¿será cómoda?

 Me levanto temprano y recuerdo aquel día en que todo cambio hace ya un tiempo atrás, el sol salió y yo ansioso espere a que él se levantara, pero mí espera fue en vano, pasaron varias horas y no se movió de la cama. Lo vi moviéndose mucho de lado a lado, tosía y lo veía preocupado, estuve solo todo el día, encerrado, sin moverme, sufrí mucho y pensé que me iba a volver loco. Ya muy tarde se dignó a salir y me libero, salí totalmente desganado, pero no le manifesté nada, me digne a seguir mi rutina, note que desde ese día ya prácticamente no regaba la huerta.
Mi recuerdo es interrumpido por el ruido de la puerta, se abre lentamente y aparece el maestro, totalmente pálido y me saca, me pongo en posición, escucho el silbato, rápidamente me elevo con una elegante maniobra del guante y emprendo vuelo a toda velocidad, voy hasta al árbol e inmediatamente doy la vuelta, veo en su mano el pedazo de carne, vuelvo incluso más rápido que a la ida y devoro la carne de un solo bocado, debe ser conejo, ayer cazamos tres crías, el me acaricia y me felicita con su gran sonrisa.
Luego de la rutina vamos a cazar adentrándonos en el verde y casi mágico bosque hasta que vemos un ciervo, clavo mi mirada en el inocente animal, mi maestro saca su arco. Veo que sus brazos no tienen fuerza, apenas puede tensar el arco, con esfuerzo logra clavar la flecha en el ciervo, nos dirigimos a la cabaña arrastrándolo para comerlo junto con unas bayas aun frescas que recogimos días atrás, noto a mi maestro más pálido que nunca y apenas pudiendo mover al ciervo a la cabaña, llegamos a la casa y el deja el ya oloroso cuerpo dentro.
El tono de su piel ahora era totalmente blanco y salió corriendo en dirección al árbol, de golpe su cuerpo se desploma, vuelo rápidamente en dirección a él y veo aterrorizado como no se mueve, no respira, no oigo su latido, me desespero y en un instante veo como su cuerpo comienza a desvanecerse, dejando solo sus ropajes y veo como el árbol que mi maestro tanto quiere se achica hasta volverse del tamaño de una persona y empieza a tomar forma, es mi maestro, las ramas se extienden de su nuevo cuerpo y se agacha lentamente recoge sus lentes y se los coloca, luego se viste por completo también agarra el guante por supuesto y me invita a subirme, sorprendido me subo y me observa atentamente como buscando algo en mí, en ese momento noto que todos los pájaros que rodeaban al gran árbol ahora lo rodean también a él posándose entre las ramas que salen de su cabeza, me da esa gran sonrisa tan característica y saca de su bolsillo el ultimo pedazo del conejo, lo como con gusto.

1 comentario:

  1. Julián: la idea es ingeniosa y atractiva; sin embargo, la historia está confusamente narrada y desluce el producto final. No se diferencian claramente los dos tiempos ni qué sucede y qué recuerda. ¿Cuál es el pasado y cuál el presente del narrador? Esta imprecisión impide que el lector se involucre y conmueva con los personajes y los hechos.
    Rever puntuación, uso de tiempos verbales, gerundios.
    Nota: 7

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