Pinzellades al món: Xafardejant la vida dels altres / Cotilleando la vida de los demás / Gossiping the lives of others
Del Otro Lado
La mayoría de la gente cree que un detective deja de pensar, de sospechar, de pasar su tiempo queriendo saber qué, cómo y cuándo sucede algo al terminar su horario de trabajo. La mente de una persona de ese oficio siempre lleva consigo la intriga de saber todo lo que parezca fuera de lo normal o de algo que este sucediendo que crea inapropiado.
Un detective de esa clase era Michael, un hombre de 36 años de edad, con una inteligencia sagaz y muy productiva para su trabajo. Vivía en un edificio antiguo, en un barrio inseguro donde los crímenes eran algo habitual y al caminar por la vereda se podían apreciar muchos, sin presencia de autoridad para detenerlos. La cantidad de gente desaparecida y muchas veces muerta era innumerable, pero el sueldo que recibía un trabajador de ese tipo no era nada bueno en esa época. Le era imposible cambiarse a un lugar mejor para vivir por el mismo precio.
Al llegar el fin de semana Michael decidió descansar y no estresarse por unos días ya que estaba exhausto luego de su ultimo caso. Estaba en su departamento tomando un trago y mirando la televisión en puro estado de relajación hasta que unos ruidos provenientes de la habitación de al lado lo interrumpieron. Primero no le presto atención y continuó con su momento de paz hasta que el ruido se hizo mas fuerte. Luego paso a ser mas entendible y descifro que provenía de una persona. En ese momento su mente se encendió como si estuviera computarizada y comenzó a sacar muchas hipótesis de lo que podía estar sucediendo ya que no eran sonidos normales. Se levanto silenciosamente de su sillón e intento escuchar con mas claridad acercándose a la pared. Confirmo que se trataba de una persona, pero que estaba sufriendo y resistiéndose a lo que sucedía. No se entendía muy claro lo que decía, pero su tono y su forma, no dejaba tranquilo a nadie.El detective tomo de un solo trago lo poco que le quedaba de líquido en el vaso y lo apoyo entre la pared y su oído para intentar escuchar mas claro a través de él y así podría aclarar alguna de sus teorías.
Su primera reacción fue llamar a la policía pero en cuanto lo atendieron, cortó la llamada ya que quería investigar un poco mas lo que sea que estaba sucediendo en aquella habitación. Intento escuchar nuevamente con el vaso pero todo estaba mas calmado y el silencio había vuelto. Su intriga le ganó y salió sin pensar para terminar con sus dudas y allí se encontraba, en la entrada del departamento del vecino. La puerta era de madera desgastada con el numero 95 pintado debajo de la mirilla. Estaba sudando tanto por la frente como por las manos, y su miedo estaba encendido completamente. Se arremango la camisa y golpeo muy confiado la madera pero nadie le respondió. Espero unos 10 minutos insistiendo a ratos pero sin ninguna respuesta. Su paciencia se terminaba y al cabo de unos minutos se notó, ya que intento entrar por la fuerza pensando que algo lo impediría. Para su sorpresa la puerta se abrió de par en par ya que no tenía ninguna traba puesta. Camino lentamente hacia adentro preguntando si había alguien pero al igual que cuando insistió en escuchar por el vaso, había un completo silencio. El lugar era idéntico al suyo pero sin muebles ni ventanas y con una silla recostada en el centro del ambiente. Se acerco a ella y la puerta a sus espaldas se cerro de golpe haciendo rechinar la bisagra y crujir la madera antigua. Su cuerpo quedo petrificado y al darse vuelta se encontró con algo inesperado, no había nadie. Ni su eficaz inteligencia podía explicarlo ya que no había como llegar hasta ahí sin ser visto por el, ni un viento que la empuje. Desesperado saco su celular y al intentar comunicarse se encontró sin señal. No sabia que hacer, reviso con temor las pocas puertas que había y busco alguna salida pero le resulto imposible.
Pasó días gritando por ayuda y buscando desesperadamente cualquier escapatoria. Finalmente decidió intentar de romper la madera vieja de la puerta principal usando toda su fuerza pero era irrompible, como si fuese de otro material y optó en darse por vencido. Pasaban los días y nadie aparecía ni lo escuchaba. Estos días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Se estaba muriendo de hambre y su cuerpo ya no era el mismo, no tenia fuerzas para mantenerse de pie, pero nunca se rendía en dejar de gritar por ayuda. Recostado en el piso casi inconsciente y sin aliento miraba la puerta con sus ojos entrecerrados con la esperanza de que alguien aparezca. Con apenas unos suspiros de aire y sin ninguna advertencia algo lo empezó a arrastrar del pie a la siguiente habitación. Apenas podía sentirlo y sus ojos casi segados vieron que la puerta principal comenzó a abrirse y una nueva victima puso su pie en la sala principal. No llego a advertirle ya que un hombre lo estaba arrastrando y luego abrió una parte del piso, como si fuera un sótano oculto y lo empujo allí sin piedad alguna. Luego, este hombre bajó lentamente cerrando la tapa y quedando en completa oscuridad. Prendió una lámpara y asesino silenciosamente sin motivo alguno a Michael y esperando por su próxima victima.
Tomás: si bien construís una buena historia, no logra atraer como podría porque algunos hechos se presentan de tal manera que resultan exagerados e inverosímiles: el accionar de este detective de "inteligencia sagaz" resulta un tanto imprudente al derribar la puerta, ya que está cometiendo un delito; ¿por qué no llama en ese momento a la policía? ¿Cómo puede sobrevivir meses sin comida? ¿de qué manera se explica una puerta trampa en un departamento? ¿No te parece más aterrador que el victimario lo deje caer sobre una pila de huesos, para que termine de morir?
ResponderEliminarSi le dedicás un poco más de trabajo podría ser un cuento excelente. Evitá dar explicaciones innecesarias; enriquecé el discurso con recursos literarios que te permitan narrar y no decir.
Rever tiempos verbales, puntuación, párrafos, y ortografía.
Nota: 6