Elegí la imagen: "Echoes" de Christian Edler 
"Silencio por favor"
Con las manos en las orejas y los ojos bien cerrados, Andrew intentaba que las voces presentes se callaran.
-¡Silencio por favor!- Exclamó en voz alta, observó un segundo el pequeño cuadro familiar que colgado se encontraba en la pared, movió la cabeza exasperado, y salió de aquella habitación oscura. Recorrió los pasillos estrechos e iluminados por la escasa luz que ingresaba por las ventanas, se dirigió a la entrada y a pasos rápidos se alejó de su casa en busca de paz.
Impaciente tarareo una canción como si eso solucionara su problema, se sentó en el cordón de la vereda y tomó aire una, y otra vez, cerró los ojos. Las pequeñas voces, molestas y chillonas continuaban hablándole, pero una de ellas se destacaba de las otras. Al escucharla, su corazón se aceleraba, se sentía nervioso, lo aterraba; no la podía soportar.
-¿Qué debo hacer para que me dejen solo?- Susurro débilmente mientras su cabeza descansaba en sus piernas en busca de protección. No hubo respuesta alguna, pero él la sabía.
Luego de algunos minutos, se levantó cuidadosamente, miró hacia los lados, y nuevamente comenzó su camino. Cada movimiento que realizaba se sentía decaído.
Con la mirada baja y a pasos lentos y cortos, se introdujo en la ciudad. Lo chocaban a medida que cada persona pasaba, se sentía un estorbo y las voces nuevamente tomaron rienda en su mente. Esta vez, eran más fuertes, hablaban en mormullo, casi no se entendía, la mente de Andrew se encontraba sofocada al igual que él, y no importaba que le dijeran, estaba a punto de estallar.
Al llegar a un parque, nuevamente se sentó a pensar, pensar en aquellas situaciones, y problemas que no se atrevía a afrontar, a pensar en todo aquello que lo abrumaba y que no le permitía seguir adelante, cada pequeño problema, una nueva voz en su cabeza que le recordaba su fracaso inminente. Su conciencia lo estaba matando lentamente.
Días más tarde, Andrew se atrevió a ignorar a las voces, éstas le hablaban, pero él fingía que todo iba bien en su mente, aquella voz que lo perturbaba continuamente, la que le provocaba un escalofríos en su cuerpo no se presentó ni para decirle la más mínima cosa, se sintió aliviado.
Las semanas comenzaron a pasar, y las voces se habían ido o al menos eso creía.
El 15 de Julio llegó, ese mismo día, años atrás su vida había cambiado.
En el trabajo, con un gran de dolor de cabeza, y recuerdos que invadían su mente hasta paralizarlo se vio obligado a marcharse antes de lo debido. Al salir, se encontró con una ruidosa construcción en frente de la puerta de su trabajo. Andrew tocó sus sienes tratando de calmar el dolor, sostuvo firmemente su maletín y se marchó de aquel lugar. La gran ciudad, tan alborotada, con las bocinas de los autos, la gente parloteando, caminando velozmente, y el ruido de los taladros aumentaban su jaqueca. Respiró profundamente, y oyó unas pequeñas voces. Miró hacia el cielo, se encontraba gris, la lluvia se acercaba de a poco. –Increíble- Habló consigo mismo, algo sarcástico. Camino algunas cuadras y en pocos segundos, la lluvia dio su aparición. Empapado y algo molesto decidió buscar un refugio. Con la camisa mojada, llegó hasta un pequeño techo que lo alejaba de las gotas, su día iba de mal en peor.
Las voces comenzaron a molestarlo, de a poco y en susurro se turnaban para reclamarle atención, recordándole los problemas que jamás resolvió. Silenció a cada una de ellas.
-Disculpe señor, ¿se encuentra bien?- Preguntó una voz familiar, aquella voz que tanto aterro le daba, miró hacia donde provenía, una chica de una tez clara, de ojos celestes, cabello oscuro y con una sonrisa lo observaba atenta. Andrew se puso pálido al verla, su rostro le era familiar, le recordaba a una persona, su hermana quien había fallecido años atrás a causa de un choque automovilístico en el donde él manejaba, justo un 15 de Julio. Siempre asumió la culpa de su muerte, sin embargo no era así.
-¿Por qué tiene que suceder todo esto en este día?- Pensó perturbado. Asustado, comenzó a correr pero esta vez, no le importó la lluvia. Se alejó de aquella muchacha lo más rápido que pudo, su voz sonaba en su conciencia e imágenes de ese día aparecían.
-¡SILENCIO!- grito con todas sus fuerzas, chocó contra un árbol el cual no notó, calló con un golpe seco hacia el suelo y su cabeza explotó.
Sofía: ¿Cómo interviene tu imaginación en la elaboración de esta historia? ¿Cuál es la transformación de la realidad que te propusiste al escribirla? ¿Qué recursos ponen el acento en lo literario?
ResponderEliminarHay puntos sueltos que debilitan la construcción de la historia y su verosimilitud: el accidente ocurrió hace años, ¿desde cuándo las voces?; ¿qué las hace desaparecer tan repentinamente?; ¿se supone que, en la muchacha que intenta ayudarlo, él ve a la hermana o su parecido físico con ella termina de desquiciarlo? Si las voces lo están enloqueciendo, ¿por qué no busca ayuda profesional? Resulta inexplicable que vaya a trabajar el día del aniversario: construís un personaje que no cuadra en esto.
Rever Rever puntuación, párrafos, construcción de algunas oraciones, uso de vocabulario y tiempos verbales.
Nota: 6