Vuelo nocturno
Esa noche no era como otras. Me
encontraba volviendo del trabajo, caminando por las calles heladas y oscuras de
la ciudad, con solo la luz de unos pocos faroles, escuchando solamente el
sonido de mis propios pasos, cuando me doy cuenta que no era así el caso. Podía
identificar que el sonido que hacía el zapato solamente lo podía hacer alguno
con taco, y yo estaba usando zapatillas. Inmediatamente empecé a acelerar el
paso y a buscar con la mirada para ver donde se encontraba, los pasos se empezaron a escuchar más fuerte, podía sentir que cada vez estaba más cerca.
Pero algo me llamó la atención, un búho marrón voló frente a mí. Tan extrañada
quedé que sin darme cuenta choqué contra algo. Fue tan brusco el golpe que
perdí el equilibrio y caí, la cabeza me daba vueltas, pero igual podía notar
una sombra que se había volteado para ver que le había golpeado. Cuando comencé
a entrar en razón pude notar que llevaba botas de montar, al momento que descubrí
eso levanté la cabeza y le miré a los ojos. Era un hombre. Lo más raro de todo
era lo que usaba, parecía sacado de un cuadro del siglo XIX, con su chaleco
negro, el saco largo hasta las rodillas y su galera que combinaba perfectamente
con el pañuelo que rodeaba su cuello, aunque lo que más me llamaba la atención
eran sus grandes ojos verdes que mostraban tanta calidez y cariño. Inmediatamente el
hombre al ver que me encontraba en el piso me ayudo a levantarme.
-¿Estás bien? Tenes que ver bien por
dónde caminas, podría haber sido peor.
Esta generación. –dijo el hombre
murmurando.
-Sí, gracias, estoy bien. Perdón por
haberle golpeado así, es que me desconcentre con el búho que se fue para allá
–contesté señalando para dónde se había ido el ave. Pero este ya no se
encontraba en ninguna parte.
-¿Búhos, en la ciudad? Creo que te lo
has imaginado.
-¡No! Lo juro, pasó volando delante
de mí y por eso choqué contra usted.
Pero no importa, lo siento otra vez.
–me disculpé saludándolo con la mano.
-Adiós, tenga cuidado al caminar. Nos
veremos.
Después del accidental encuentro
continué caminando hacia mi casa, pero no podía olvidar al hombre, con ropa tan
extraña, mientras pensaba esto mire de reojo hacia atrás, pero este ya no se
encontraba allí. Al darme cuenta de esto di media vuelta y comprobé que ya no
había rastros del hombre.
Al día siguiente me encontraba en la
oficina hablando con una compañera sobre lo sucedido.
-Suena un poco irreal lo que me decís,
¿búhos? ¿Hombres vestidos como en el siglo XIX?
-¡Pero es verdad!
Con estas últimas palabras ella
respondió con una mueca y se fue. Tendría razón, pensé, estaba muy cansada,
habíamos trabajado muy duro ese día, cuando puse la cabeza en la almohada mis
ojos se cerraron inmediatamente.
Sin embargo esa noche volví a salir
tarde del trabajo, caminé por el mismo recorrido y una vez más se encontraba el
búho de la noche anterior volando, lo único diferente que tenía esta vez era
que no estaba solo, tan solo unos segundo después apareció otro búho. Los 2 se
apoyaron en el primer banco que encontraron, esta vez decidí observarlos con
más atención, me aseguraría de que eran reales. Cuando me senté junto a ellos,
estos se encontraban acurrucados, hasta que el que se apareció esa noche se
acercó a mí y me miro fijo, pude notar que era muy diferente, era blanco con
solo una mancha negra en el pecho y unos ojos verdes que me miraban de una
forma que sentía que ya los conocía. Después de un rato este se fue volando y
me quede sola con el marrón de la primera noche.
-¿Así que vos y el otro búho son
pareja?
-¿Ahora hablas con búhos? –preguntó
una voz detrás de mí. Cuando me di vuelta vi que era el hombre de la noche
anterior.
-Eso pareciera ¿no? –contesté riendo.
-Bueno las dejos solas.
Luego de que se despidió, el búho
marrón ululó y emprendió vuelo. Voló hacia donde se encontraba el hombre y este
la recibió con su mano, dejándola que se apoyase en su muñeca y siguió
caminando con el búho bien juntitos hasta que los perdí de vista.
-La descripción que haces del hombre
y los búhos me suena. A ver. –dijo
Fernando, mi amigo de la infancia,
mientras se fijaba algo en la computadora-
Tenía razón, mira, es como en la
leyenda, se trata de una mujer que tenía una fascinación por los búhos, todas
las noches salía de paseo con su esposo para admirar la majestuosidad de estas
criaturas. Pero un día la mujer cayo muy enferma y después de poco tiempo murió.
Entonces su esposo destrozado por lo ocurrido, prometió que el día que el
falleciera los dos reencarnarían en dos búhos y continuarían su caminata
nocturna juntos para siempre. Y todavía se dice que durante las noches hay dos
búhos que siempre vuelan juntos por el mismo sendero.
Cuento de: Juliana Gramon Vidal.
Cuadro de: Daniel Merriam.
Juliana: termino de leer y tu cuento me deja una sensación de desconcierto. La vuelta de tuerca que introducís con la historia de los esposos-búhos resulta inverosímil y deja en suspenso al caballero con que, también, se encuentra la narradora: ¿cómo una promesa sería suficiente para reencarnar en lo que se quiera?; ¿además de adoptar la forma del ave, puede volverse humano?; si así fuera, por qué no la esposa?
ResponderEliminarLa idea es atractiva y merece ser trabajada para llegar a un producto excelente. No pierdas de vista qué recursos te sería útiles en la tarea.
Rever algún error de concordancia, construcción de párrafos, algunos tiempos verbales y ortografía.
Nota: 7